Caligrafía.- “Perdona mi insoportable letra y el malhumor que me provoca, pero sabes cómo me irrita esto [pluma y tinta malas] y cómo es un obstáculo para pensar.” (F. Nietzsche, 1865)
Cambalache.- Toda traición verdadera suele parecer revolucionaria.
Círculo.- “Toda definición es defectuosa; las únicas buenas definiciones deberían ser circulares. Lo vicioso es romper el círculo.”
Ciudadanía.- “La ciudadanía no es un derecho, sino un privilegio.” (Tony Blair)
Comedia.- Nadie utiliza jamás la expresión “purgatorios dantescos”; ni mucho menos la de “paraísos dantescos”.
Condena.- “El hombre sacó el cuerpo del río. En vez de dar inmediatamente la voz de aviso, miró alrededor, y una vez comprobó que no había testigos, puso su cartera y documentación en los bolsillos del ahogado. Luego se alejó, hizo una llamada anónima a la policía y desapareció. En cuanto al muerto, daba la impresión de que la maldición de ser alguien había de sobrevivirle…”Confianza.- “No obtenemos tanto auxilio de la ayuda de los amigos como de la confiar en su ayuda.” (Epicuro)
Confirmación.- Desde que sé que la Historia se escribe mediante la catástrofe leo la prensa compulsivamente, cerciorándome de que, a pesar de las apariencias y la necesidad de aparente novedad, seguimos a salvo de Ella. Si de veras ocurriera algo, quedarían en blanco las páginas de deportes, de economía, los clasificados. Pero no, en circunstancias realmente trágicas y obscenas precisamente esas secciones rebosarían de acontecimientos ficticios, propaganda fantasmal, candorosos cotilleos de alcoba llenarían las páginas que revolotearían entre los cadáveres de las calles.
Consenso.- El candidato de X dice que todos los que han votado a Y deberían estar entre rejas. Y responde que X representa a la hez de la nación. En la calle, militantes de X e Y ponen en práctica lo oído; al otro lado del muro, X e Y toman café juntos, hablan de fútbol, comentan que les parecen demasiado enrevesadas las frases que les han preparado para la siguiente función.
Consultores.- “Importante empresa consultora precisa incorporar 2 personas en el equipo de una conocida automovilística. Tendrán que hacerse pasar por compradores de un modelo de auto concreto y evaluar el trato dado por los comerciales de cada concesionario.”
Contradicción.- Como no le importa contradecirse, escribe lo primero que le viene a la cabeza. Con ello consigue repetirse obsesivamente.
Contraportada.- “El Osario Recalcitrante Abultado tiene el ambicioso empeño de ofrecer de forma sencilla y fácilmente asimilable todo el mundo ideológico del siglo XXI, las ideas que dominan al hombre actual en todos los campos del saber. Será el espejo vivo de nuestra cultura y de la que nos depara el futuro.”
Contundencia.- A grandes males, grandes empeoramientos.
Convicciones.- “La mentira más usual es aquella con la cual uno se miente a sí mismo: mentir a los demás es, comparativamente, la excepción.” (F. Nietzsche)
Convivencia.- Para que reine una pacífica incomunicación ha de guardarse una escrupulosa falta de silencio. Ha de haber una discreta pero ininterrumpida cacofonía, llevadera para todos y a gusto de ninguno.
Criticón.- “A veces nos quejamos a la ligera de nuestros amigos para justificar por anticipado nuestra ligereza.” (La Rochefoucauld)
Cuadrícula.- Los bloques de apartamentos son anónimos, pero bajo la cuadrícula de calles bautizados con nombres de conquistadores o de conquistados, de frutales o de aperos de labranza, subyacen los nombres de los dueños de las fincas o casas unifamiliares que antes hubo allí, o aquellos con que, por capricho, bautizaron tales lugares.
Cuento.- Termina así: “Al evento de inauguración de la grandiosa retrospectiva, cofinanciada por siete instituciones culturales, bancarias y financieras que asimismo colaboraban en la edición del catálogo definitivo en diez tomos, acudió nuestro autor originario, en busca de canapés y cava con que calmar y consolar respectivamente un organismo maltratado por la incomprensión y la bohemia. Devoraba con fruición y, siempre de espaldas, se fingía absorto por las obras y escondía así sus manos repletas y su forma de masticar a dos carrillos. Sólo se detuvo durante unos minutos, sinceramente interesado, ante una obra determinada, y después se abrió paso hasta la acompañante del homenajeado. Tras murmurar algunas palabras en su delicado oído, se llenó sin recato los bolsillos de cacahuetes y anacardos y desapareció. En ninguna parte consta que hiciera gestiones con ánimo de reivindicar esta obra, aunque se cree que sugirió, sin alegar razón alguna, que girasen el cuadro noventa grados a la izquierda. Por supuesto, nadie le hizo caso en absoluto...”
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