Un árbol envenenado.-

Repeler el anonimato y el conformismo, ejercer una voluntaria violencia contra uno mismo con la pretensión de bloquear la violencia inevitable y despersonalizada, ornamentándola con símbolos de individualismo a la venta en grandes y pequeños comercios, y en supuestos establecimientos alternativos, todo ello va haciendo más cercano el reino, borrando toda huella. Los antiguos rituales de mutua vigilancia y represión son ocultados, sin eliminarlos, por una espesísima capa de cemento que redefine la relación entre el individuo y la masa como intercambio de opresiones.

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