Comedia vieja o Cafetín

 La tertuliana sensación de que cuantos más nos juntamos para hablar menos inteligencia reunimos.
 Algunos temas sólo pueden dar pie a un entrecruzamiento de tópicos, a una embriagadora alternancia de monólogos cargados de polizontes –discursos ajenos pero que acaban calando en quienes los pronuncia. Hay que saber callarse y escurrir el bulto cuando la charla toma ese rumbo. No hay que engañarse un solo segundo creyéndose capaz de aprovechar la ocasión para implantar en los demás la semilla de la duda, ni mucho menos que se puede aprender alguna lección mediante la observación del papanatismo ajeno.
 Deberíamos reivindicar el monólogo, ensalzarlo y elevarlo al rango de forma expresiva por excelencia. Se debería analizar la importancia terapéutica del monólogo a dos bandas y promover adecuadamente su práctica y conocimiento. No se descubriría nada de nuevo ni resultaría enriquecida la vida ordinaria, pero sí que nos desembarazaríamos alguna que otra ilusión a su respecto.

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