“Es fácil que pase desapercibida una de las causas fundamentales de su belleza: en ninguna de sus espaciosas plazas se ve monumento alguno.”

Siempre el mismo problema: todo lo que no sea llevar una idea hasta sus últimas consecuencias supone la desnaturalización de ésta; y estamos acostumbrados a que sólo nos llamen la atención y nos parezcan importantes las ideas que lo ponen todo en el candelero. Es más: las buscamos susceptibles de ser sobredimensionadas, desquiciadas.
Y así será, cueste lo que cueste -incluso al precio de traicionarla, u olvidarla. Hasta el concepto más absurdo tiene poder para convertirse en una metáfora universal. Cada nuevo bautismo pone en peligro al universo.

¿Por qué esa necesidad de pensar siempre de forma extremista, convirtiendo en mérito moral la negación de la posibilidad de matizar, calcular, traicionarse? Como si por haber hecho declaración de obstinación y fanatismo en un momento dado, haber declarado que ya no habría vuelta atrás y apostarlo todo a doble o nada bastara para tener razón siempre y para siempre... cuando no sirve ni como garantía de verse mañana justificado ni siquiera ante uno mismo...
"Nadie se arrepiente de haber sido valiente." Pero ¿es eso valor? ¿No es, más bien, tratarse uno mismo como un dictador trata a las masas?

Toda idea humana carga con la semilla totalitaria: si no está cargada, no es idea sino opinión, salida de tono, pasatiempo. El hecho de que se aplique universalmente el modelo imperial no se debe tanto al poder del Imperio como a que no hay colonizador que no lo lleve consigo allá donde va. El pequeño trámite de patentar un novísimo sistema de perforación es un paso de gigante en el camino al aparato capaz de perforar absolutamente todo.

Cada nuevo sistema de medida sirve, de algún modo, para medir cualqueir cosa: no hay nada que no sea reducible a esa magnitud, y no hay cosa semejante a una magnitud falsa. (Por ejemplo, al describir montes alcinados, glaciares subterráneos en Marte o países devastados por el maremoto, hablaremos de extensiones equivalentes a cien o doscientos mil o mil millones de campos de fútbol.) Cada sistema de pensamiento, cada teoría y cada aplicación de una técnica son susceptibles de ser aplicadas sobre todo objeto al alcance. (La nueva edición de nuestra Enciclopedia incluye todos los conceptos de nuestro idioma y cultura, señora; si hay algo que no entre, es que no vale la pena; todo lo que alguna vez se haya pensado o vaya a pensarse, allí lo tiene, tan sólo ha de localizarlo.) Todo lo que es capaz de contener ha de contenerlo todo, todo lo que haya de ser ha de existir ya. La lógica que introduce las herramientas más eficaces procura también que tengan cada vez más trabajo por hacer.

1 comentario:

Alberto Sobrino dijo...

Este mensaje es para decirte que te leo...