Mano de santo: ¿Acaso no se llaman así los remedios que eliminan los problemas de forma definitiva, cortando por lo sano?
Mayúsculas: Tipo de letra que confiere un ambiguo honor a la palabra en que se aplica. Se habla de Humanidad, Paz, Pueblo, Libertad, etcétera, como queriendo evocar objetos evidentes y universalmente conocidos, que a todos sobrecogen. No obstante, tales entes o divinidades quedan en deuda con quien los menciona en este tono: éste, desde ese momento, se vanagloria de saber perfectamente lo que son, los reivindica como propiedad suya y, por lo tanto, puede sacárselos del bolsillo y volver a guardárselos según le convenga.
Música: «Para mí la música es lo más delicioso del mundo. Adoro los tonos y sonidos musicales. Si oigo tocar música soy capaz de ir al lugar del que procede. A veces, en verano, cuando voy caminando por las calles calurosas y suenan las notas de un piano que proceden de una casa desconocida, me detengo silencioso y pienso que podría morir en un lugar así. Me gustaría morirme mientras escucho alguna pieza musical Me lo imagino como algo tan natural y luego me doy cuenta de hasta qué punto es poco probable. Los sonidos musicales son como deliciosas puñaladas. Las heridas que producen sus cortes son ardientes, pero no sangran; tristeza y dolor brotan en su lugar. Cuando callan las notas todo vuelve en mí a la normalidad. Voy a hacer mis deberes, a comer o a jugar y lo olvido. El piano es el que me sugiere los más mágicos sonidos, aunque el que lo toque sea un manazas. La interpretación no es lo que me interesa, sino los acordes Yo nunca podré ser músico, carezco de la dulzura e inspiración necesarias para poder hacer música. Mejor poder escucharla. La música me pone triste pero se trata de una tristeza que se asemeja a una sonrisa.. sería como decir dulcemente triste. La música alegre no me divierte y la melancólica no me produce una especial melancolía ni abatimiento. Cuando escucho música sólo experimento una sensación y es que me falta algo. No soy capaz de expresar el porqué de esta dulce tristeza y no lo voy a intentar tampoco. No deseo saberlo. Me sucede que, aunque me comporto de manera inteligente, tengo poco afán por saber. Quizá porque por naturaleza soy poco curioso. Deseo, y me agrada, que me sucedan cosas, aunque no me preocupa ni el cómo ni el porqué me suceden. Esto me parece, desde luego, censurable y poco adecuado para ayudarme en la vida. Observo que estoy yendo a parar al terreno filosófico. La música es para mí la más deliciosa de las Artes y sin embargo la que menos me induce a pensar. Existen sin duda hombres con mucho talento que, cuando escuchan música, la sienten en lo más íntimo de su ser. Se puede perfectamente no entender ciertas Artes y valorarlas no obstante. En el Arte existe un deseo de acercamiento, de proximidad a nosotros. Es una naturaleza tan perfecta y autosuficiente que mortifica si nos preocupamos por entenderlo. Castiga a aquel que, queriendo aprehender una obra, se siente complacido. Los artistas actúan de este modo. Son este tipo de personas que consideran su trabajo como algo que pueden abarcar ellos, pero no los demás. Por este motivo no desearía yo ser músico. Temo ser castigado por semejante forma de ser. Se puede amar cualquiera de las artes, pero hay que guardarse de confesarlo. Se ama con mucha más fuerza interior cuando no se sabe que se ama. La música me duele, y no sé entonces si la amo realmente. Me encuentra siempre que hace por encontrarse conmigo; yo no la busco, dejo que me adule, simplemente. Pero esta adulación me causa sorpresa. ¿Cómo podría explicarlo? La música es un llanto en melodía, un recuerdo en tonos, una pintura en sonidos. No sé decirlo mejor. Sólo que las palabras sobre el Arte más arriba mencionadas no pueden ser tomadas en serio. Son tan poco ciertas como lo es el hecho de que hoy no me haya encontrado con ningún sonido. Algo me falta cuando no escucho música, y cuando escucho música, me falta algo de verdad. Esto es lo mejor que he sabido decir a propósito de la música.» (Robert Walser)
1 comentario:
Dice Proust que la música debió ser el primer lenguaje, la manera no articulada (o no conscientemente) en que los hombres comunicaban sus emociones antes de inventarse las lenguas, las palabras y las gramáticas.
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