
No importa tanto pasar 10 minutos en la parada aguardando la llegada del autobús como haber llegado a tiempo de ver alejarse el anterior, el que hemos perdido. Desde el momento que lo vimos, se decidió que era ése el nuestro, y no el que tendremos que coger.
Cuando uno ve, en el autobús, trabajar a un carterista experto, lo último en lo que se piensa, mientras se admira pasmado su destreza y su arte, es en la posibilidad de haber sido su anterior víctima.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario