Una cuestión de categorías

El día 24 de agosto de 2006, a las 16.45 h(GMT), la Unión Astronómica Internacional votó que Plutón perdiera su condición de planeta.En adelante, según se decidió por consenso,el Sistema Solar constará de ocho, y no de nueve planetas.
Recordemos que este año también será recordado por el hecho de que el anterior Papa y éxito de taquilla decidió que Dios no había creado el Purgatorio, ni el Limbo ni nada que se lo pareciera, enmendando la plana a los teólogos que los habían avistado y clasificado entre las esferas celestiales, y redestinando a no se sabe dónde a todas las almas que durante la eternidad previa habían estado allí a la espera.
Plutón ha quedado reducido a una condición de planeta enano, tras una tumultuosa semana de discusiones sobre la esencia del cosmos.
Los más de 2.500 expertos de 75 países argumentaron que Plutón, que mantenía el estatus de planeta desde su descubrimiento en 1930 y que parecía confirmar ciertas conjeturas de Copérnico o Newton (ahora no puedo decirlo, ya que mi madre me tiró los apuntes del instituto), es un cuerpo mucho más pequeño que el resto de planetas. Argumento tan burdo y arbitrario como los también presentados ayer para no renovar el contrato a Tom Cruise.

Tres categorías
Según la resolución adoptada, precedida por dos años de debates y 10 días de controvertidas sesiones en la capital checa, los planetas y sus cuerpos en nuestro Sistema Solar se definen en tres categorías, de la siguiente manera:
Primera categoría: "Un planeta es un cuerpo celeste que está en órbita alrededor del Sol, que tiene suficiente masa para tener gravedad propia para superar las fuerzas rígidas de un cuerpo de manera que asuma una forma equilibrada hidrostática, es decir, redonda, y que ha despejado las inmediaciones de su órbita".
Segunda categoría: "Un planeta enano es un cuerpo celeste que está en órbita alrededor del Sol, que tiene suficiente masa para tener gravedad propia para superar las fuerzas rígidas de un cuerpo de manera que asuma una forma equilibrada hidrostática, es decir, redonda; que no ha despejado las inmediaciones de su órbita y que no es un satélite."
Tercera categoría: "Todos los demás objetos que orbitan alrededor del Sol son considerados colectivamente como cuerpos pequeños del Sistema Solar".
Según algunos de los científicos implicados , la decision estaba tomada de antemano, y la votación se redujo a un mero trámite. Ya la víspera anunciaba Junachi Watanabe, portavoz del observatorio nacional de astronomía de Japón y miembro del comité de la IAU para la definición de planetas, que "el Sistema Solar tendrá ocho planetas y al menos dos planetas enanos".
A modo de consolación, se está estudiando la posibilidad de catalogar los posibles cuerpos similares que sean descubiertos como "planetas plutónicos" o "plutonianos". También se podría comenzar a hablar de "amores plutónicos" o de "cavernas plutónicas".
Sugerimos respetuosamente al Vaticano que siga este ejemplo y no desestime las enormes posibilidades de los adjetivos "purgatórico" y "límbico" en sus actividades teológicas.

El Papa cierra las puertas del limbo
El niño que muera sin bautizar queda en manos de "la misericordia de Dios", dice el Vaticano (EL PAÍS,07-10-2006)
Las puertas del limbo se cerraron ayer de forma definitiva. En adelante, los niños que mueran sin bautizar quedarán en manos de "la misericordia de Dios" e irán quizá al paraíso. La clausura del limbo comenzó con el catecismo publicado en 1992 por Juan Pablo II, un texto en el que no se citaba el misterioso lugar de frontera donde los niños "no gozan de Dios pero tampoco sufren", en palabras del catecismo de san Pío X. Y ayer se hizo oficial, con la presentación de conclusiones de una Comisión Teólogica Internacional reunida en el Vaticano durante las pasadas semanas.

Benedicto XVI ya había dicho en 1984, como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que el limbo era solamente "una hipótesis teológica" utilizada para resolver un dilema que siempre había inquietado a la Iglesia católica: ¿qué pasaba con los niños sin bautizar y con los millones de personas que, nacidas antes de Jesús, habían muerto cuando aún no había sido instituido el bautismo?

El limbo no era una verdad de fe. La "hipótesis teológica" se había introducido en la tradición y había adquirido solidez hasta llegar a las páginas del catecismo, pero su existencia no era "oficial". Para dejarlo de lado no hizo falta, por tanto, ninguna acción papal más allá de la recepción, en una ceremonia litúrgica, de las conclusiones de una comisión de teólogos. Fue un final discreto con una amplia zona oscura, porque la comisión teológica tomó decisiones sobre los neonatos no bautizados, pero no sobre la humanidad anterior a Jesús. El destino de esas personas quedó en manos de futuras comisiones y, eventualmente, de Dios.

Tras el cierre del limbo podría quedar comprometida la viabilidad del purgatorio, otro concepto teológico sin raíces en los evangelios. La idea de un lugar intermedio, muy desagradable pero no eterno, se estableció gradualmente en la Edad Media para suavizar la tajante escatología evangélica: fin del mundo, resurrección de los muertos, juicio final, cielo o infierno.

Incluso sobre el infierno se discute. La doctrina católica establece que el infierno existe, pero Juan Pablo II ya hizo saber que no se trata de "un lugar". La tesis hoy mayoritaria entre los teólogos dice que el infierno no es un lugar de llamas y suplicio eterno, sino un estado de ánimo: dolor por el alejamiento definitivo de Dios. Algunos teólogos, como el cardenal suizo Hans Urs von Balthazar, fallecido en 1998, consideran que la misericordia divina podría hacer que nadie llegara a sufrir nunca la pena infernal.

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