
Rebeldía: «... Esos niños de corta edad que ya son sus rivales, que no escuchan en absoluto las desatinadas opiniones de sus padres, y se ríen de su flagrante fracaso; no sin razón desprecian sus orígenes y se sienten mucho más hijos del espectáculo reinante que de aquellos criados de él que por azar los engendraron.» (Guy Debord)
Recuperación: La revalorización y recalificación como monumentos y objetos de interés histórico (turístico) no indica una relajación de prejuicios estéticos ni la adopción de unos baremos en absoluto, aún desatinados.
Resentimiento: Intentar guardársela a alguien implica luchar constantemente contra el propio olvido, revivir periódicamente la injuria que dio origen a los deseos de venganza, ampliándola además para que sea digna de las molestias que nos causa esta actitud, este bullir permanente en el rencor.
Reses Públicas: Imaginémonos ciudadanos de una República de la que se hubiera erradicado la inmundicia, y estuvieran al alcande de todos, a todas las horas del día, las más sublimes obras del alma humana.
Imaginemos todos los canales de televisión, radio e hilo musial retransmitiendo material original, de extrema calidad, y que nadie prestara atención.
¿Habría que lamentar algo en absoluto?
Restauración: Cuando se restaura un edificio ¡oh, milagro! su fecha de construcción se atrasa mágicamente. Se retrocede a un pasado tan incierto como desconocido, a redescubrir entre todos. Un feo edificio de protección oficial franquista se convierte en un curioso edificio de los años veinte en un solar que por esa época estaba enmedio del monte, con sólo revocar de ocre la arenisca y decir que se trata de pisos con “mucho carácter”.
Las anodinas ciudades modernas, al convertirse en su escondida encarnación “previa”, convergen de nuevo: los nuevos centros urbanos de toda Europa tendrán en común cierto parentesco imposible con los bloques de hacinamiento de obreros del París del XIX.
Simultánea a esta restauración monumental, y encubierta por ella, hallamos la restauración suburbial de la que es víctima la inmensa mayoría de nosotros. Por cada monumento rehecho in situ, se amplía el espacio ocupado por abortos urbanísticos. Los barrios matadero se renuevan expansivamente. Su resurrección no consiste en reconstrucción de inmuebles, sino reubicación de masas en emplazamientos nuevos que al poco tiempo se revelan peores que los anteriores, en tanto que éstos se abandonan a las ratas o quizás salgan de nuevo a flote como viviendas de lujo en cascos históricos que lo son desde anteayer.
Responsabilidad: La única intervención en la vida pública de la que un arquitecto admite ser responsable es la restauración del patrimonio oficial, aquello cuya bondad está histórica y universalmente admitida (UNESCO mediante). No puede inventar ni acuñar nueva bondad (en plazas, residencias, avenidas...). ¿para quién?, ¿para qué? El verdadero destinatario de lo bueno, de lo esforzado, son quienes se plieguen a vivir como turistas en su propia calle.
Revolución: Quienes solían temerla, ahora la anhelan, mientras que quienes deberían desearla, temen que se pronostique que el estallido de alguna es posible cerca de donde viven.
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