“Se me ocurren muchos procedimientos para solucionar tan acuciantes problemas, pero este no es el momento ni el lugar para hablar de ellos.”

La ministra aparece en las pantallas y anuncia solemne que nos espera un trabajo largo y duro, etc., pues en estas gravísimas circunstancias el país ha de permanecer unido y arrimar el hombro, dando muestra de nuestras tantas veces demostradas tenacidad y solidaridad. Cinco minutos después la ministra vuelve a interrumpir la programación habitual, comunicándonos que la buena marcha de los acontecimientos hace prever mucho desarrollo y un crecimiento prolongado por lo que conviene que el país aproveche la coyuntura, dando muestras de su proverbial entrega.

“La causa de la polémica desatada por la reciente declaración de Su Eminencia no tiene nada que ver con una falta de respeto, un descuido ni con un lapsus linguae. Por supuesto, tampoco es tolerable hablar de una traición de su inconsciente. Simplemente, leyó sin darse cuenta las hojas de un discurso diferente.”

El presidente afirmaba no saber nada del bombardeo que había hecho picadillo a los 38 niños de una escuela. Por otro canal, sus cortesanos alardeaban en ese momento de poder conocer absolutamente todo. El presidente, tras un momento de reflexión y rezo, decidió las ciudades de las antípodas que había que bombardear al día siguiente. Sus asistentes entraron en el despacho para informarte que legalmente era imposible anular la multa por aparcamiento indebido que le había sido impuesta.

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