
Las religiones exóticas se convierten en cursillo de mañana de sábado en un centro cívico. ¡Qué trivialización! Pero eso les da la opción de volver a ser creídas; más aún, de extenderse como nunca hubieran soñado sus fieles originales, allí enaramados entre nieblas eternas. Capaces de adaptarse rápida y cómodamente a cualquiera de los participantes en el taller, poco tardarán en rebasar las fronteras de éste y proporcionar un poco de calma y estabilidad -una explicación poco comprometida y aún menos comprometedora- al resto de la jornada y a la semana entera.
La reconversión de iglesias, palacios y conventos en centros culturales y mercados ha terminado por suceder, una vez quedó demostrado que no había que temer nada de una sala de exposiciones, ni mucho menos de algo tan benemérito y educativo como un supermercado.
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